“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Juan 15:7. 1. Necesariamente debemos estar en Cristo para poder vivir para Él, y hemos de permanecer en Él · Permanecer en Jesús es no abandonarlo nunca por otro amor, o por otro objeto, sino que es permanecer en una unión viva, amorosa, consciente y dispuesta, con Él. · Todos los verdaderos creyentes permanecen en Cristo. “ · El corazón debe permanecer en amor, *la mente debe estar enraizada en la fe, *la esperanza debe estar cimentada en la Palabra El hombre debe estar unido al Señor, pues de lo contrario sería peligroso que se nos confiara el poder de la oración. ¡Hermanos que rompen su comunión, cuánto poder pierden! Si quieren ser poderosos en sus súplicas, el Señor mismo ha de permanecer en ustedes, y ustedes en Él. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Juan 15:7.
2. Noten bien que debemos oír hablar a Jesús, si esperamos que Él nos oiga hablar. · Si no tenemos un oído para Cristo, Él no tendrá un oído para nosotros. · En la proporción en que oigamos, seremos oídos. · Además, todo lo que oigamos, * ha de vivir ACTIVAMENTE en nosotros, * y ha de permanecer en nuestro carácter con fuerza y poder. · Hemos de recibir las verdades que Jesús *enseñó, *los preceptos que promulgó, *y los movimientos de Su Espíritu dentro de nosotros Si recibiéramos las palabras de nuestro Señor, y permanecieran en nosotros, ¡qué campo ilimitado de privilegio sería abierto para nosotros! Nuestra voluntad se cumplirá a través de la oración, debido a que ya hemos sometido nuestra voluntad al mandamiento del Señor. De esta manera son entrenados los ‘Elías’ para manejar las llaves del cielo, y cerrar o abrir las nubes. 3. ¿Deseamos humildemente ser intercesores en favor de la iglesia y del mundo, y, ser capaces de recibir del Señor lo que queramos? Entonces debemos inclinar nuestro oído a la voz de NUESTRO SEÑOR amado, y atesorar Sus palabras, y obedecerlas cuidadosamente. Quien quiera orar eficazmente, ha de “oír atentamente” y "Permanecer". “Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo.” 1 Samuel 17:37. Esta no es una promesa si consideráramos únicamente las palabras, pero lo es verdaderamente en cuanto a su sentido; pues David habló una palabra que el Señor endosó haciéndola verdadera. · Él argumentaba, partiendo de pasadas liberaciones, que recibiría ayuda en algún nuevo peligro. · En Jesús, todas las promesas son Sí y Amén para la gloria de Dios por medio de nosotros, y así los tratos anteriores del Señor con Su pueblo creyente, serán repetidos. Procedamos, entonces, a recordar las anteriores misericordias del Señor. Nosotros no podríamos haber esperado ser librados anteriormente por nuestra propia fuerza; pero el Señor nos liberó. ¿Acaso no nos salvará otra vez? Estamos seguros que lo hará. Así como David corrió para enfrentarse al enemigo, así lo haremos nosotros. El Señor ha estado con nosotros, está con nosotros, y ha dicho: “No te desampararé, ni te dejaré.” ¿Por qué nos estremecemos? ¿Acaso fue un sueño el pasado? Piensen en el oso y en el león, ya muertos. ¿Quién este filisteo? Es cierto que no se trata del mismo filisteo, y tampoco es oso ni león; pero Dios sí es el mismo, y Su honor está tan involucrado en un caso como en el otro. Él no nos salvó de las bestias del bosque para permitir que un gigante nos mate. PERMANECE EN EL , GUARDA SU PALABRA Y ENFRENTA TUS GIGANTES EN FE. Tengamos mucho ánimo.
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