Contexto Histórico: Uzías Escogido por el pueblo a la edad de 16 años para suceder a su padre asesinado, reinó 52 años e hizo lo recto ante Jehová. Durante su reinado hubo un gran terremoto (Am 1.1; Zac 14.5). Dirigió victoriosas campañas militares contra los filisteos, los árabes y los amonitas, y reedificó la ciudad de Jerusalén y edificó torres en los muros. También promovió la agricultura. Durante los días de Zacarías, un profeta piadoso, Azarías persistió en los caminos de Dios. Sin embargo, «cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina». Entró en el templo para ofrecer incienso en el altar, lo cual era exclusividad sacerdotal. Pero el sumo sacerdote y ochenta sacerdotes se le opusieron.El rey, pese a la oposición, intentó realizar su propósito, por lo que Dios le hirió con lepra y el rey tuvo que retirarse apresuradamente. Quedó leproso hasta su muerte. Introducción: El llamado es por la gracia de Dios.
· En el capítulo 5 se compara a la nación con una hermosa viña que no dio buenas uvas. Al leer los capítulos 1–5, comprenderá la carga que Dios le daba a Isaías. o La nación prosperaba; ¿por qué predicar sobre el pecado? o A las «damas de distinción» no les gustaría (3.16–26), o ni tampoco a los dirigentes (5.8ss). o Cuando la gente está rica, llena y satisfecha, no cree que el juicio se avecina. Desarrollo:
I. La mirada hacia arriba: Vio al Señor (6.1–4) Comúnmente la gente ve a todos lados y pocas veces miran al cielo en épocas de prosperidad y en épocas de paz ¿y tú que ves? Como todo ciudadano dedicado, Isaías respetó mucho al rey Uzías. Durante 52 años · Uzías guió a Judá en un programa de paz y prosperidad. Fue una época de expansión y logros. Es triste que el rey se haya rebelado contra la Palabra de Dios y muriera leproso (2 R 15.1–7; 2 Cr 26). · Isaías se dio cuenta de que aunque la nación prosperó desde el punto de vista material, espiritualmente estaba en terrible condición. · El crecimiento económico y paz temporal eran un barniz que recubría el perverso corazón de la nación. ¿Qué le iba a ocurrir a Judá? · Dios hizo que Isaías levantara sus ojos al trono del cielo, quitándolos de sí mismo y de su pueblo. · Quizás había confusión e inquietud en la tierra, pero en el cielo había perfecta paz: Dios estaba sentado en poder y gloria majestuosa. Tal vez la gente en la tierra recordaba la vergüenza de la muerte de Uzías como leproso, pero en el cielo no había vergüenza ni sombra de fracaso. Antes bien, los serafines decían: «Santo, santo, santo». Esta es una buena lección práctica para los cristianos de hoy: cuando el día está oscuro, alce sus ojos al cielo y vea a Cristo en el trono. «Jehová está en su santo templo». II. La mirada hacia el interior: Se vio a sí mismo (6.5–7) Una verdadera visión de Dios y su santidad siempre nos hacen percatarnos de nuestro pecado y fracaso. · Job vio a Dios y se arrepintió (Job 42.6); · Pedro exclamó «soy pecador» cuando vio el poder de Cristo (Lc 5.8). · Saulo vio que su justicia no era sino «basura» comparado con la gloria de Cristo (Hch 9 y Flp 3), y creyó y llegó a ser el apóstol Pablo. · Cuando los creyentes tienen una verdadera experiencia con el Señor, no se vuelven arrogantes; más bien se vuelven humildes y los quebranta. · Isaías confesó sus pecados, mencionó especialmente sus labios inmundos. Por supuesto, los labios inmundos son el producto de un corazón inmundo. El profeta sabía que no podía predicar con fidelidad a menos que se preparara y el Señor lo limpiara. Qué diferente a algunos cristianos que se precipitan a servir a Cristo antes de darse tiempo para conocerlo y ser limpios. Dios suplió la necesidad del profeta: envió un serafín que le limpiara con un carbón encendido del altar. · Nótese que fue más importante que el serafín equipara a Isaías para ganar almas, que alabar a Dios. · La verdadera adoración debe conducir al testimonio y al servicio. Demasiados cristianos quieren aferrarse a la «experiencia espiritual» con el Señor, antes que aferrarse a El y prepararse para salir y hablar a otros de Él. Hay una maravillosa palabra de aliento aquí: Dios rápidamente contesta la oración y nos limpia (1 Jn 1.9). Anhela equiparnos para que le sirvamos. III. La mirada hacia afuera: Vio la necesidad (6.8–13) Todo esta listo,ahora Dios puede llamar a Isaías y usarlo para predicar su Palabra. · Ya al profeta no le preocupan sus necesidades; quiere hacer la voluntad de Dios. · No siente la carga de su pecado; le han limpiado. · Ha dejado de sentirse desanimado; sabe que Dios está en el trono. Ahora está listo para salir a trabajar. Conclusión Colosenses 3:1 1Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Esta es una buena lección práctica para los cristianos de hoy: cuando el día está oscuro, alce sus ojos al cielo y vea a Cristo en el trono. «Jehová está en su santo templo». El siervo de Dios debe proclamar la Palabra sin importar cómo responda la gente. Exigió gran fe de Isaías obedecer tal mandato. «¿Cuánto tiempo debo predicar y por tanto producir estos resultados trágicos?», preguntó. «Hasta que haya concluido mi juicio sobre la tierra», responde el Señor. Cuando Isaías salió del templo aquel día no era más un doliente; era un misionero. No era un simple espectador; era un participante. Dios le equipó para que hiciera el trabajo: Isaías vio al Señor, se vio a sí mismo y vio la necesidad. Al saber que Dios estaba en el trono y que le había llamado y comisionado, estaba listo para predicar la Palabra y ser fiel hasta la muerte. Qué ejemplo para seguir hoy. Isaias 6:8 “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.” Juan 4:35 “35¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. 36Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. 37Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. 38Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.”
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